A mediados del siglo XVII, un sacerdote jesuita francés, el padre Laforque, emprende un peligroso viaje hacia lo que luego sería conocido como el norte de Canadá, y que en esa época era una tierra salvaje dominada por los indios hurones e iroqueses. Junto a un joven local que será su intérprete, Laforque aprenderá algo sobre aquellos a quienes pretende evangelizar, poseedores de sus propios valores espirituales, y también aprenderá algo sobre esa fe interna que él veía como algo inconmovible