Henrietta no se detiene ante nada para ayudar a su marido Pete a salir adelante, así que cuando éste consigue información privilegiada para invertir en bolsa, ella reúne 3.000 dólares, diciéndole que se los ha prestado un tío rico en lugar de confesarle que se los ha pedido a un prestamista. Pero la bolsa cae y los beneficios se convierten en pérdidas. Con el fin de devolver el dinero antes de que Pete se dé cuenta de que ha pedido un préstamo, se verá metida en un lío tras otro.